miércoles, 4 de marzo de 2020

Primera Entrada

Bueno, esta es la primera entrada del blog, y como tal, no contaré nada de como funciona el sistema, ni de la adaptación. Solo un poco de historia del abuelo cebolleta, para poner en contexto las cosas.

Que decir del Aquelarre, el juego de rol español por antonomasia. Si estáis aquí leyendo esto, entiendo que sabéis de que hablo. 
Aquelarre Joc
Mi Aquelarre de Joc
Un día en los lejanos 90, durante una de nuestras partidas de MERP, un amigo lo llevó a una partida y pude ojearlo por primera vez. Por aquel  entonces no existía Internet como la conocemos ahora, y las cosas se descubrían así, "alguien" te lo enseñaba o te hablaba de algo. Era un libro azul, en tapa dura, muy fino, y con unos dibujos que a primera vista parecían cutres, pero que el tiempo puso en su lugar. Mentiría si dijera que me enamoró, nosotros éramos fieles al MERP, y los demás juegos eran simplemente, otros juegos.
Pero uno crece, madura, lee, aprende, desaprende, y con el paso del tiempo si me enamoró. Conseguí mi propia primera edición. Pequeño, manejable, rápido de entender, no de jugar, y con ese tonillo de pasarlo mal, de suciedad, de tonos grises. Luego ya aparecerían Sapkowski, Martin, o Abercrombie, para traer el lado oscuro a la luminosa fantasía, pero el Aquelarre estaba allí, antes de todos ellos, ofreciéndonos eso, sin que nadie se diese cuenta.
Además tenía módulos, aventuras, algunas campañas, algunas un poco demasiado guiadas, otras muy buenas, incluso algún coqueteo con los sandbox.
Y llegó la segunda edición, muy chula, mejor encuadernada, con unas ilustraciones de otro estilo, y más contenido. 
Y finalmente la tercera, un tocho enorme, con muchísima información, reglas extendidas, era el momento, tenía que dirigir.

Me puse a ello, dirigí, mucho, y mucho tiempo, la campaña de Rincón, partidas sueltas, pero el sistema no me llegaba. No sabría decir que era, pero no estaba cómodo. El reglamento era un obstáculo que me impedía llevar la historia con soltura.

Yo soy un director de juego amante de las reglas, me gustan las reglas, las leo, las interpreto, las simulo, el percentil del Aquelarre no es el único sistema que conozco, o he dirigido, así que empecé a pensar en que otro sistema se adaptaría a esta ambientación, añadiendo un handicap importante, el tiempo y la energía. Yo no tengo ni el tiempo ni la energía de cuando tenía 20 años, ahora no podría ponerme con el Rolemaster o el GURPS. Son demasiado densos, juegos que antaño me encantaban ahora los veo complicados. Entonces seguí buscando, el Savage Worlds, lo tenía por ahí, pero no se por qué siempre lo asociaba a ambientaciones de ciencia ficción, o tiros, por eso, en una primera vuelta no lo tuve en cuenta. Barajé el Mythras, que me mola mucho como plantea el combate, pero lo vi denso, no me animé a meterle el diente, el nuevo de Conan, que tiene cosas muy chulas, pero vi que el trabajo de conversión sería arduo, y esto me llevó al Beast & Barbarians. ¿Un Savage Worlds de Espada y Brujería? ¿Que superchería era esa? Investigué más a fondo ese sistema, y vi que tenía ambientaciones de las que me molaban, con sus espaditas y armaduras, Lankhmar, o Solomon Kane. Siempre orientado a la aventura, a que sea rápido y entretenido. Mi primer miedo es que fuese demasiado fantasioso, demasiado heróico, una de las cosas que me gustaban de Aquelarre era su suciedad, la sensación de que la muerte acecha en cada esquina. Pues bien, en el Savage Worlds básico, había reglas de ambientación que contemplaban este particular. ¿Sería posible?, hay muchas ambientaciones, y no parecía complicado, y lo mejor de todo, tenía un grupillo de gente que no tenían pegas en probarlo, así que ¿por qué no?

... y aquí estamos ahora, perdiendo el tiempo con estas cosas.

Por cierto, podéis saltaros todo el rollo e ir directos a la página de versiones donde colgaré el documento que estoy haciendo a modo de manual.







No hay comentarios:

Publicar un comentario